La adopción de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en las empresas ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad urgente. Las expectativas de inversionistas, consumidores y otras partes interesadas han evolucionado, demandando una mayor responsabilidad corporativa y de sostenibilidad.
Esta tendencia global no solo responde a un deseo ético, sino que también tiene implicaciones económicas significativas y estratégicas, ya que permite ser más competitivo, sobre todo en el contexto que vivimos. Según un informe de McKinsey (2023), los inversionistas están cada vez más interesados en las empresas sostenibles, con un aumento del 15% en la inversión en fondos ASG en el último año.
La incorporación de criterios ASG también ayuda a mitigar una variedad de riesgos, desde sanciones regulatorias hasta daños reputacionales. Las empresas que ignoran estos aspectos corren el riesgo de enfrentar consecuencias financieras. Por otro lado, aquellas que adoptan estas prácticas no solo lo evitan, sino que también se vuelven más competitivas frente a consumidores y reguladores.
Programa de Desarrollo de Proveedores Sostenibles: Incorporando la sostenibilidad en nuestra cadena de suministro
En ese aspecto, el Programa de Desarrollo de Proveedores Sostenibles de Celepsa buscó extender la sostenibilidad en el modelo de negocio de su cadena de suministro. Un total de 29 proveedores estratégicos participaron de la implementación de políticas de ética y transparencia, anticorrupción, derechos humanos y buenas prácticas laborales, logrando cerrar brechas con un nivel de cumplimiento global de los criterios ASG del 15% a un 67%.
De esta experiencia, aprendimos que lo más importante es motivar a los proveedores y fomentar una cultura de sostenibilidad. La clave está en educar y acompañar a los socios estratégicos en este camino, promoviendo así un cambio real y duradero.
Gracias al enfoque en la sostenibilidad, logramos controlar o mitigar multas laborales por un valor de S/ 53 millones. Este ahorro tangible es una prueba irrefutable de que la sostenibilidad no es un costo adicional, sino una inversión que se traduce en beneficios directos para la empresa. Además, la competitividad de los proveedores aumentó significativamente, permitiéndoles explorar nuevas oportunidades de mercado.
En un país con un alto índice de informalidad, integrar criterios ASG es, sin duda, un camino hacia un futuro más próspero y responsable. Las empresas que lideran esta transformación no solo benefician a la sociedad y al medio ambiente, sino que también fortalecen su propio modelo de negocio, asegurando su competitividad y éxito en el mercado global.
